El Alto Comisionado de la ONU para los Refugiados ha instado a que se preste más ayuda a las zonas de Siria y Turquía devastadas por los terremotos del 6 de febrero.
"El nivel de destrucción y devastación es estremecedor y en muchos lugares apocalíptico", declaró Filippo Grandi tras una visita de cinco días a la región afectada.
"Millones de personas han sufrido pérdidas, lesiones y traumas, y muchas otras han sido desplazadas por este tránsito y terrible acontecimiento".
"Las necesidades sobre el terreno en ambos países son enormes y la respuesta debe contar con más recursos. Aunque es fundamental pensar en los esfuerzos a largo plazo y apoyarlos, se necesita mucha más ayuda humanitaria y recursos para la recuperación temprana para que la gente pueda empezar a reconstruir sus vidas y sus medios de subsistencia".
Alrededor de 54.000 personas murieron en los terremotos del 6 de febrero y miles más están desaparecidas. Al menos 2,7 millones de personas han sido desplazadas en toda la región.
Han surgido ciudades hechas de tiendas de campaña y contenedores para alojar a la gente, pero muchos siguen sin hogar o en alojamientos provisionales.
El llamamiento de Grandi se produce después de que la Cruz Roja advirtiera de la necesidad de actuar urgentemente para evitar el colapso de los sistemas de abastecimiento de agua en el noroeste de Siria como consecuencia de los daños causados por el terremoto.
Los daños directos a las infraestructuras, el colapso del suministro de aguas residuales de Alepo y la destrucción de los depósitos de agua situados en los tejados han aumentado el riesgo de que el agua contaminada contamine el suministro, lo que incrementa el riesgo de enfermedades infecciosas.
En el noroeste de Siria se están registrando miles de casos de cólera.
A finales de febrero, Médicos Sin Fronteras (MSF) hizo un llamamiento urgente para ayudar a la población del noroeste de Siria y aumentar de inmediato el suministro de refugios, agua, equipos de saneamiento y material médico.
Muchos de los supervivientes del terremoto en el noroeste de Siria ya habían sido desplazados por 12 años de guerra y muchos vivían ya en tiendas de campaña.