¿Cómo afectará la visita de Raisi a Pekín a los lazos entre Irán y China?

El presidente de Irán, Ebrahim Raisi, fue recibido calurosamente por su homólogo chino, Xi Jinping, en Pekín, pero los mismos problemas que han obstaculizado su relación durante años -principalmente los lazos económicos- suponen un reto para los acuerdos firmados por ambos.

Raisi concluyó el miércoles un viaje de tres días a China, que supuso la primera visita de Estado de un presidente iraní al gigante económico asiático en dos décadas. El simbolismo de la visita comenzó incluso antes de que Raisi partiera de Teherán.

En un discurso antes de partir, se colocó delante de un gran mapa de Irán, con la palabra "Golfo Pérsico" marcada en un lugar destacado, en lo que parecía ser un mensaje a Xi, que había firmado en diciembre una declaración conjunta con los líderes del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG), formado por seis naciones, que irritó a Teherán.

La declaración ponía en tela de juicio la propiedad iraní de tres islas en el estrecho de Ormuz, lo que provocó una feroz reacción en los medios de comunicación iraníes, y el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní expresó su "fuerte descontento" al embajador de Pekín.

El discurso de Raisi marcó la pauta del viaje al manifestar claramente su insatisfacción por el "grave retraso" de los lazos entre Pekín y Teherán, especialmente en materia de cooperación económica.

Se comprometió a "compensar" la insuficiente atención prestada al desarrollo de las relaciones con el socio oriental clave. Con estos comentarios, lanzó una pulla a su predecesor, Hassan Rouhani, al tiempo que criticaba veladamente a China por no tomarse más en serio los lazos con Irán.

Raisi trató de mostrar su seriedad en el avance de las relaciones llevando a decenas de funcionarios a Pekín, con una delegación que incluía a seis ministros, el principal negociador nuclear del país y el jefe de su banco central.

¿Qué acuerdos se firmaron?

Los medios estatales iraníes dijeron que durante el viaje se firmaron 20 acuerdos sustanciales en el marco del documento de cooperación integral de 25 años que Irán y China firmaron en 2021.

Aunque varios funcionarios iraníes y medios de comunicación vinculados al Estado han hablado de la visita desde su conclusión, no han divulgado muchos detalles.

Alireza Peyman-Pak, director de la Organización de Promoción del Comercio de Irán, que también ha participado activamente en los esfuerzos de Irán por impulsar los lazos económicos con Rusia, afirmó que los acuerdos tenían un valor de al menos 3.500 millones de dólares.

Entre ellos figuran acuerdos sobre comercio, minería, industria automovilística, agricultura, turismo y transferencia de tecnología.

Al parecer, Raisi se reunió en China con representantes de varias grandes empresas chinas, que no fueron citadas por los medios de comunicación iraníes.

El Ministerio de Petróleo iraní declaró que prosiguen las conversaciones con China sobre el intercambio de crudo por mercancías, el desarrollo de un proyecto de gas natural en el sur de Irán y el avance de los proyectos de yacimientos petrolíferos.

Mientras tanto, surgieron informes de que Sinopec, el gigante energético estatal chino, se había retirado del importante proyecto del yacimiento petrolífero de Yadavaran, cerca de la frontera entre Irán e Irak, y que Teherán debía seguir adelante con su desarrollo por su cuenta.

Un funcionario del Ministerio de Petróleo desmintió las informaciones y declaró a los medios de comunicación estatales que las negociaciones con sus homólogos chinos continúan y que Sinopec no ha declarado oficialmente su retirada.

El yacimiento de Yadavaran cuenta con unos 3.000 millones de barriles de petróleo recuperables y lleva seis años sin explotarse debido a las sanciones impuestas a Irán.

China se había retirado del desarrollo de la fase 11 del campo de gas South Pars en alta mar de Irán en 2019 después de que Estados Unidos impusiera sanciones punitivas a Irán tras la retirada unilateral de Estados Unidos en 2018 del acuerdo nuclear de 2015 del país con las potencias mundiales.

La visita traerá pocos cambios.

La visita de Raisi no cambia ninguno de los "factores subyacentes" que limitan una cooperación bilateral significativa, según Bill Figueroa, investigador asociado del Centro de Geopolítica de la Universidad de Cambridge.

Entre ellos destacan las sanciones, pero también los disturbios y protestas en Irán y las dificultades que han tenido los inversores chinos en el pasado para lidiar con el sistema jurídico del país.

"Los proyectos chinos en Irán tradicionalmente no han ido muy bien o se han hundido por las sanciones, y los inversores se asustaron mucho con la detención de Meng Wanzhou, de Huawei, por presunta violación de las sanciones estadounidenses a Irán", dijo Figueroa a Al Jazeera.

"Además, el capital chino también está compitiendo con países vecinos como Arabia Saudí y los estados del CCG, que ofrecen un entorno más estable y lucrativo para la inversión en centros financieros y económicos como Dubái y Doha".

Figueroa cree que Pekín estará más que dispuesta a ampliar sus lazos con Teherán, siempre que no sea a costa de su relación con otros países de Oriente Medio o con Estados Unidos.

"El único escenario en el que veo una expansión dramática de las relaciones económicas sino-iraníes en el futuro es uno en el que se levanten las sanciones y la situación política en Irán se vuelva más estable", dijo.

La retórica.

Queda por ver hasta qué punto se desarrollan los lazos entre Irán y China bajo las sanciones, mientras las conversaciones para restablecer el acuerdo nuclear de 2015 siguen estancadas, pero en la visita de Raisi China ofreció cierta retórica de apoyo.

Xi, que extendió la alfombra roja para recibir a Raisi, pidió que se eliminaran las sanciones estadounidenses como parte clave de la restauración del acuerdo nuclear y se opuso a "la interferencia de fuerzas externas en los asuntos internos de Irán y a socavar la seguridad y la estabilidad de Irán".

Xi "aceptó encantado" una invitación de Raisi para visitar Irán en una fecha posterior, lo que supondría su primera visita desde 2016 como parte de una gira por Oriente Medio.

El presidente chino había apoyado con anterioridad la candidatura, ahora fallida, de Irán para unirse a la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS ) y al poderoso BRICS -que agrupa a Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-, que sigue estudiando la petición de Teherán.

China e Irán firmaron también un comunicado conjunto en el que arremetían contra los "esfuerzos de ciertos gobiernos por politizar el trabajo" del Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) en Irán, prometían cooperación para garantizar la seguridad regional y cooperaban en la lucha contra el "terrorismo".

Este comunicado contrasta con la declaración de China y el CCG de diciembre, en la que se pedía a Teherán que cooperara plenamente con el OIEA y se hacía hincapié en el diálogo sobre las "actividades regionales desestabilizadoras" de Irán y su "apoyo a grupos terroristas y sectarios y a organizaciones armadas ilegales", además de la proliferación de misiles balísticos y aviones no tripulados.

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