La Unión Europea podría haber aprovechado la oportunidad para hacer responsable a Israel por sus violaciones, pero en su lugar optó por la menor opción de solicitar reparación financiera por las estructuras financiadas por la unión en la Franja de Gaza ocupada y destruidas por la empresa colonizadora de asentamientos. Tampoco es una novedad la petición de la UE, ya que en el pasado se ha exigido compensación financiera a Israel sin ningún tipo de cumplimiento.
Recientemente, el plan de Israel de desplazar forzosamente a los palestinos que viven en Masafer Yatta llevó a 24 miembros del Parlamento Europeo a contactar al Comisario Europeo de Gestión de Crisis, Janez Lenarcic, sobre la reparación financiera. La cuestión es que, si bien la UE tiene derecho a exigir compensación financiera, el problema en cuestión, que es el desplazamiento forzado de los palestinos por parte de Israel, no está en la agenda de la UE.
La respuesta de Lenarcic, parcialmente citada por Haaretz, confirma las repetidas peticiones de compensación financiera de la UE y que "la Unión Europea sigue trabajando en este sentido a través de una serie de canales diplomáticos y políticos". Poco o ningún impacto tuvo el recordatorio de Lenarcic de que los representantes de la UE a menudo visitan las áreas de la Franja de Gaza ocupada que están programadas para ser demolidas, supuestamente "para advertir". Sin embargo, además de la explotación oportunista, mantener un registro de las viviendas financiadas por la UE y destruidas es más un ejemplo y una tarea inútil. Como dijo Lenarcic, "la lista de posibles pasos para garantizar la compensación de Israel por el financiamiento europeo que se fue por la borda en las demoliciones aún no ha sido discutida".
Si hacer responsable a Israel por algo tan básico como una transacción financiera por los daños causados provoca tanta precaución en las declaraciones oficiales de la UE, es seguro decir que los derechos humanos en el repertorio de la UE, cuando se trata de Israel, descienden al silencio. La UE aún no ha abordado el hecho de que, sin hacer responsable a Israel por el desplazamiento forzado de los palestinos, sus proyectos humanitarios para los palestinos también financian las violaciones de Israel. Sin embargo, es precisamente lo que pretende el proyecto humanitario que la comunidad internacional impuso a los palestinos. Al invertir una fracción de la ayuda humanitaria destinada a aliviar el sufrimiento causado por la existencia y violencia colonial de Israel, la comunidad internacional puede evitar las violaciones reales que van en contra del derecho internacional.
La UE no es una excepción a esta regla impuesta. La promoción por parte de los representantes de la UE no tiene como objetivo hacer responsable a Israel, sino extender un contrato permanente de silencio que, a su vez, también silencia a los palestinos. A pesar de contar con medios políticos a su disposición, los representantes de la UE prefieren actuar como activistas amateur cuando se trata de Palestina. Los fondos para viajar a la Franja de Gaza ocupada, después de todo, forman parte del proyecto humanitario en el que los palestinos se ven obligados a encajar. De la misma manera, las viviendas financiadas por la UE juegan un papel en el proyecto humanitario, pero fallan en sostener la autonomía palestina. La última preocupación supuesta no tiene nada que ver con los palestinos y solo está relacionada de manera marginal con las viviendas financiadas por la UE que Israel destruye rutinariamente. Desviar la atención de la expansión colonizadora de Israel y del papel de la UE en su mantenimiento es una gran parte de lo que constituye el paradigma humanitario.