El desplazamiento climático amenaza a millones de personas en Oriente Medio.


La crisis climática amenaza con desplazar a millones de personas en Oriente Medio, ya que la escasez de lluvias, las agresivas olas de calor y el empeoramiento de la sequía ponen en jaque a la región con más problemas de agua del mundo.

Hussein Abu Saddam, jefe del sindicato de agricultores de Egipto, que acogerá en noviembre la cumbre mundial sobre el clima COP27, declaró a la AFP que ya está asistiendo a un éxodo del campo inducido por el clima.

La agricultura en Egipto - "uno de los países más áridos del mundo"- se ha vuelto aún menos rentable debido a los nuevos peligros relacionados con el clima, como "la aparición de nuevos parásitos", dijo.

"Los jóvenes de las zonas rurales están emigrando al extranjero o a las grandes ciudades para trabajar en la industria".

Según la agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR), "aproximadamente el 90% de los refugiados proceden de los países más vulnerables y menos preparados para adaptarse a los impactos del cambio climático".

"Si la gente no puede cultivar, si la gente no puede trabajar, si la gente no puede encontrar comida, tiene pocas alternativas al desplazamiento", dijo Amy Pope, subdirectora de la Organización Internacional para las Migraciones (OIM), a la Agence France-Presse (AFP).

En 2021, las catástrofes naturales obligaron a "casi 3 millones de personas" a abandonar sus hogares en África y Oriente Medio, explicó.

"Y la situación sólo va a empeorar".

Aumento del nivel del mar.

Para 2060, el ya de por sí escaso sector agrícola egipcio podría reducirse hasta en un 47%, según predicen los investigadores.

Además del "declive de la producción agrícola", la migración del campo a la ciudad también se ve alimentada por "el atractivo de la vida urbana, de la ciudad y de los servicios que allí se ofrecen", según Florian Bonnefoi, investigador del Centro de Estudios y Documentación Económica, Jurídica y Social (CEDEJ) de El Cairo.

A nivel mundial, el Banco Mundial calcula que para 2050, si no se hace nada para evitarlo, habrá 216 millones de desplazados internos por el cambio climático, de los cuales serán 19,3 millones solo en el norte de África.

Según el Instituto Europeo del Mediterráneo (IEMed), un 7% de los habitantes del norte de África, cuyas costas densamente pobladas se encuentran entre las más amenazadas del mundo por la subida de las aguas, viven a menos de 5 metros sobre el nivel del mar.

A medida que las costas se vean afectadas, las poblaciones convergerán naturalmente en las grandes ciudades: El Cairo, Argel, Túnez, Trípoli, la zona de Casablanca-Rabat y Tánger.

Pero estos "focos de migración climática", advierte el Banco Mundial, son a su vez vulnerables a la subida de las aguas.

En la ciudad egipcia de Alejandría, por ejemplo, 2 millones de personas -casi un tercio de sus habitantes- podrían verse desplazadas y perder 214.000 puestos de trabajo si el nivel del mar sube medio metro.

Conflicto violento.

La migración urbana inducida por el clima puede "aumentar la presión sobre los recursos naturales", según el economista Assem Abu Hatab, "provocando así tensiones sociales y conflictos violentos" en una región donde la agricultura representa actualmente el 22% del empleo.

Ya en Sudán, los enfrentamientos tribales por el acceso al agua y a la tierra dejan cientos de muertos cada año. En sólo dos días de octubre, al menos 200 personas murieron al estallar la violencia en el estado sureño del Nilo Azul.

Según UNICEF, de los 17 países con mayor escasez de agua del mundo, 11 están en Oriente Medio o el Norte de África.

En Irak, el 20% del agua dulce del país podría desaparecer si el mundo se calienta "un grado más" y las precipitaciones disminuyen un 10% más, según el Banco Mundial.

Un tercio de las tierras agrícolas podría quedar sin riego, lo que provocaría una grave escasez para los 42 millones de habitantes del país.

Jordania, uno de los países más secos del mundo, tuvo que duplicar sus importaciones de agua de Israel en 2021, y la bloqueada Franja de Gaza lleva años sufriendo una escasez crónica de agua.

La comunidad internacional se ha comprometido -primero en Copenhague y luego en París- a "ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al impacto del cambio climático", entre otras cosas apoyando "diferentes mecanismos para la agricultura y la gestión del agua", según Pope.

Para ayudar a las comunidades a "encontrar otros trabajos y, por tanto, otras fuentes de ingresos" y frenar la migración climática, estos compromisos financieros deben cumplirse ahora.

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