"La misma gente que entró hace 20 años con el ocupante sigue gobernando a pesar de los fracasos y la corrupción. Estados Unidos sabe muy bien que trajo a pseudopolíticos", declaró a Reuters, relatando su actuación en 2008 durante la rueda de prensa celebrada en Bagdad.
Bush, que se encontraba junto al entonces primer ministro iraquí Nuri al-Maliki, se agachó para evitar el calzado que giraba hacia él desde el otro lado de la sala. Lanzar zapatos a alguien es un insulto profundo en el mundo árabe.
"¡Esto es un beso de despedida del pueblo iraquí, perro!", gritó al-Zeidi antes de que los agentes de seguridad lo sacaran fuera.
Bush había sido criticado en todo Oriente Próximo por su decisión de derrocar a Sadam Husein, una acción lanzada sobre la base de datos de inteligencia estadounidenses erróneos, según los cuales el líder iraquí había acumulado armas de destrucción masiva.
El Presidente de EE.UU. restó importancia al incidente del lanzamiento de zapatos en su momento, diciendo: "Es como ir a un mitin político y que la gente te grite. Es una forma de llamar la atención".
Zaidi, que cumplió seis meses de prisión por agredir a un jefe de Estado de visita, se marchó a Líbano tras su liberación, pero regresó para presentarse a un escaño en el Parlamento iraquí en 2018 buscando luchar contra la corrupción, aunque su candidatura electoral fracasó.
"Sientes amargura al ver el dolor de la gente las 24 horas del día", dijo.
Añadió que siguió haciendo campaña contra la corrupción y que nunca se ha arrepentido de haber lanzado sus zapatos.
"Esta escena es la prueba de que un día una persona sencilla fue capaz de decir no a esa persona arrogante con todo su poder, tiranía, armas, medios de comunicación, dinero y autoridad, y decir que tú (Bush) estabas equivocado".