"Podemos llegar de repente una noche".
Es una frase que ha servido como grito de guerra del presidente turco Recep Tayyip Erdogan durante varios años, sobre todo desde que lanzó tres campañas militares en el norte de Siria tras un intento fallido de golpe de Estado en 2016.
Ya en junio, Erdogan dijo que se estaba planeando una nueva operación militar turca, que tendría como objetivo zonas de la frontera sirio-turca, como Kobane (Ayn al-Arab), Tal Rifaat y Manbij, controladas por las Fuerzas Democráticas Sirias (FDS) dirigidas por los kurdos, que Turquía considera una rama del Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK).
Sin embargo, a pesar de que la operación parecía inminente en su momento, no se ha producido, ya que Rusia, Irán y Occidente se han opuesto a los planes de Turquía.
El mortífero atentado del domingo en Estambul ha suscitado ahora especulaciones sobre si Erdogan cumplirá su advertencia.
Las autoridades turcas han dicho que las conclusiones preliminares de la investigación sobre el ataque que mató a seis civiles en la avenida Istiklal, una de las zonas más concurridas y turísticas de Estambul, apuntan al PKK y a las Unidades de Protección del Pueblo (YPG), cuyas fuerzas conforman predominantemente las SDF. El PKK es un grupo designado como "terrorista" en Turquía, Estados Unidos y la Unión Europea, pero las FDS cuentan con el apoyo de Estados Unidos, entre otros, como parte de la lucha contra el ISIL (ISIS).
Las supuestas confesiones del presunto terrorista han impulsado el argumento de quienes en Turquía han estado impulsando una operación militar.
Una árabe siria de Deir Az Zor, ha dicho supuestamente que fue entrenada por las YPG en la ciudad siria de Manbij, otro objetivo de cualquier futura operación militar turca, durante dos meses antes de llevar a cabo el letal ataque.
Pero el PKK ha negado el ataque, afirmando que no ataca a los civiles, a pesar de las pruebas históricas de lo contrario.
En cambio, los partidarios del PKK creen que Ankara utilizará el bombardeo para justificar su esperada campaña militar en Kobane.
En medio del aumento de los sentimientos nacionalistas y antirrefugiados sirios antes de las elecciones turcas de junio de 2023, el ministro del Interior de Turquía, Suleyman Soylu, declaró que el ataque de Estambul sería vengado, planteando la perspectiva de una incursión militar en Siria, mientras hablaba con la prensa después del ataque.
El coronel retirado de la Inteligencia turca, Coskun Basbug, dijo que el ataque del domingo no presagiaba por el momento una vuelta al periodo 2015-2017, cuando Turquía sufrió repetidos ataques de grupos afiliados al PKK y del ISIL.
En cuanto a si está prevista una nueva operación militar, Basbug consideró que quizá no sea el momento adecuado.
"Turquía tiene la capacidad y los recursos necesarios para lanzar esta operación en el norte de Siria", dijo Basbug a Al Jazeera.
Sin embargo, hay otros actores en el campo, como Estados Unidos, Rusia, Irán y el gobierno sirio.
"Ankara siempre ha deseado que todas las partes lleguen a un acuerdo [sobre una operación militar en el norte de Siria], pero nadie se lo dará, especialmente EE.UU.", dijo Basbug.
EE.UU., aliado de Turquía en la OTAN, se ha encontrado con un difícil acto de equilibrio, intentando frenar a Ankara para que no ataque a las Fuerzas de Autodefensa, al tiempo que comprende las preocupaciones de seguridad de Turquía.
El coronel retirado estadounidense Richard Outzen dijo que sería muy difícil para cualquier país, incluido Estados Unidos, argumentar contra el derecho de Turquía a la autodefensa, pero que las reacciones de Estados Unidos y la UE se basan en sus propios intereses nacionales.
"Entiendo que Turquía no quiera al YPG o al PKK en sus fronteras", dijo Outzen. "Pero la posición de Estados Unidos es que no debe haber ninguna operación que interrumpa los esfuerzos antiterroristas y de estabilización de Estados Unidos en Siria".
Outzen se refirió a la coordinación entre Estados Unidos y Turquía durante la Operación Primavera de la Paz de 2019, que tuvo como objetivo Tal Abyad y Ras al-Ayn en el norte de Siria.
Según Outzen, Turquía tuvo cuidado de evitar cualquier peligro para las tropas estadounidenses basadas en el norte de Siria durante esa operación.
"Todavía hay tropas estadounidenses en el norte de Siria, y debo suponer que Turquía prestará la misma atención", añadió Outzen.
Estados Unidos no es la única potencia internacional de la que debe preocuparse Turquía.
Rusia ha apoyado al gobierno sirio y ha luchado contra los aliados de Turquía en la oposición siria. Moscú también ha mantenido una fuerte relación con las Fuerzas de Autodefensa.
Según Halil Ibrahim Albayrak, experto turco en inteligencia y seguridad, Rusia y Estados Unidos son de hecho vecinos de Turquía en su frontera sur con Siria.
Esto supone un problema para Turquía, que considera que tanto Moscú como Washington no han cumplido las promesas de que se tendrían en cuenta las preocupaciones de Ankara en materia de seguridad.
"La definición de amenaza de Turquía, específicamente en Siria e Irak, siempre ha sido clara, y lo ha explicado en numerosas ocasiones tanto a Estados Unidos como a Rusia", dijo Albayrak a Al Jazeera. "Ningún otro país del sistema internacional ha sido tan vulnerable al terrorismo como Turquía. Tenemos razones de peso para llevar a cabo una operación militar. Ningún país de la UE tiene una frontera de 800 kilómetros de largo que engendre terrorismo".
A los ojos de Turquía, las operaciones militares contra el PKK y sus grupos afiliados ya han dado sus frutos, no sólo en Siria, sino también en Irak.
Según Basbug y Albayrak, la presencia del PKK en Irak casi ha desaparecido como resultado de esas operaciones en el norte del país.
Sin embargo, Basbug consideró que Turquía no lanzará una campaña en Siria hasta que no haya finalizado su campaña en Irak.
En cambio, esperaba que continuaran los ataques limitados contra el YPG en Siria, hasta que se requiera una operación a gran escala.
"Casi hemos llegado al final de la operación en Irak", dijo Basbug. "Cuando se complete, habremos interrumpido el vínculo entre el PKK en Irak y el YPG en Siria. Por lo tanto una operación a gran escala, de la que actualmente somos capaces, puede que ni siquiera sea necesaria".