Grandes esperanzas en la COP27, pero advertencias de decepción.


Desde 1992, año en que los líderes mundiales se reunieron por primera vez para abordar el calentamiento global, la humanidad ha arrojado al aire más de un billón de toneladas de dióxido de carbono procedente de combustibles fósiles que atrapa el calor. El mundo se ha calentado 0,6 grados Celsius (1,1 grados Fahrenheit).

Cada año hay grandes esperanzas puestas en la reunión de dos semanas de las Naciones Unidas sobre el clima y, casi inevitablemente, decepción cuando no se logra otro pacto histórico como el acordado en 2015 en París.

Los científicos están más preocupados que hace tres décadas, cuando los gobiernos se reunieron por primera vez para debatir el problema. El ritmo de calentamiento en la última década es un 33% más rápido que en los años 90.

Las emisiones de gases de efecto invernadero siguen aumentando, mientras que los impactos tangibles del cambio climático ya se sienten en todo el mundo.

Pero hay algunos avances. Antes del acuerdo de París, el mundo se encaminaba a un calentamiento de 4,5C (8,1F) para finales de siglo en comparación con la época preindustrial. Las previsiones más recientes lo reducen a 2,6C (4,7F) gracias a las medidas adoptadas o a los compromisos firmes que ya han asumido los gobiernos.

Sin embargo, esta cifra está muy por encima del límite de 1,5C (2,7F) que los países acordaron hace siete años, y el tiempo para mantener ese objetivo se está agotando rápidamente.

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