Más de una semana después de que se produjera el terremoto, no ha llegado ninguna ayuda desde las zonas controladas por el gobierno sirio para socorrer a las víctimas en los devastados enclaves gobernados por los rebeldes en el noroeste del país, devastado por la guerra, según han declarado activistas.
Los grupos humanitarios locales de la provincia de Idlib, en el noroeste de Siria, han calificado de "vergonzosa" la falta de ayuda, especialmente la internacional, a su región devastada por el terremoto.
"El pueblo de Siria está sencillamente abandonado por todas las partes", afirmó Abdel Kafi, activista de la campiña de Alepo, en el norte de Siria.
Rami Abdul-Rahman, director del Observatorio Sirio de Derechos Humanos, afirmó que el gobierno de Damasco no envía nada a las zonas controladas por los rebeldes.
"La ayuda que llega al noroeste de Siria es muy escasa. No cubre las necesidades de la gente desesperada", declaró a Deutsche Presse-Agentur (dpa).
Abdul-Rahman rechazó lo que calificó de "idea de politizar una cuestión humanitaria y jugar con la vida de la gente".
Dijo que se trata de personas "que necesitan toda la ayuda en toda Siria tras este desastre natural".
Activistas dijeron que la Media Luna Roja Siria intentó llevar ayuda a las zonas rebeldes, pero el cargamento fue detenido por miembros del Hayat Tahrir al-Sham, que controlan la mayor parte de Idlib.
Tras la guerra civil de más de 11 años, Siria está hoy fragmentada en zonas bajo control de distintos bandos, situación que dificulta la entrega de ayuda humanitaria tras el terremoto.
El jefe de la aviación siria en las zonas controladas por el gobierno, Bassem Mansour, dijo que los aviones de ayuda han estado aterrizando en los aeropuertos de Damasco, Alepo y Latakia.
Al menos 110 aviones de este tipo, procedentes de 20 países y cargados de suministros de ayuda, han aterrizado hasta ahora en las zonas bajo control gubernamental, declaró.
Muchos países se abstienen de cooperar directamente con el régimen sirio de Bashar Assad por sospechas de que haga un mal uso de los suministros de ayuda.
"Necesitamos pleno acceso de ambas partes", dijo Michael Ryan, director de programas de emergencia de la Organización Mundial de la Salud (OMS), refiriéndose a los suministros a través de las fronteras internacionales y nacionales de Siria.
Assad accedió el lunes a abrir otros dos pasos fronterizos desde Turquía para llegar a la región noroccidental, en una medida destinada a mejorar el flujo de ayuda humanitaria a las zonas siniestradas.
Los pasos de Bab al-Salam y al-Rai iban a permanecer abiertos durante tres meses.
Anteriormente, sólo el paso fronterizo de Bab al-Hawa estaba autorizado para introducir ayuda en el noroeste de Siria, lo que no es suficiente para cubrir las necesidades de las zonas devastadas por el terremoto, según los activistas.