La Liga Árabe se reunió el viernes para debatir la reincorporación de Siria al bloque tras más de una década de aislamiento diplomático, en medio de los esfuerzos de algunos países por recomponer los lazos en la región.
Ministros y altos funcionarios de los seis países del Consejo de Cooperación del Golfo (CCG) -Bahréin, Kuwait, Omán, Qatar, Arabia Saudí y Emiratos Árabes Unidos (EAU)-, además de Egipto, Irak y Jordania, han llegado a Arabia Saudí a petición del reino, según informó el Ministerio de Asuntos Exteriores.
No se mencionó la participación de Siria en las conversaciones, que estuvieron precedidas por una reunión el viernes entre el ministro saudí de Asuntos Exteriores, príncipe Faisal bin Farhan, y el coordinador del Consejo de Seguridad Nacional de Estados Unidos para Oriente Próximo y el Norte de África, Brett McGurk.
El reino aún no ha revelado los detalles de la reunión de Yeda, pero se debatirá la suspensión de Siria de la Liga Árabe, impuesta cuando el gobierno del presidente Bashar Assad lanzó una sangrienta represión de las protestas prodemocráticas en 2011.
Respaldado por Irán y Rusia, Assad ha sido rechazado por muchos países de Oriente Medio y es un paria occidental por la guerra, que ha matado a más de medio millón de personas y ha obligado a abandonar sus hogares a cerca de la mitad de la población siria de antes de la guerra.
Pero el miércoles, en la última señal de relajación de las tensiones con Damasco, el ministro de Asuntos Exteriores sirio, Faisal Mekdad, llegó a Jeddah, la primera visita de este tipo desde que comenzó la guerra.
Mekdad y su homólogo saudí discutieron "los pasos necesarios" para poner fin al aislamiento de Damasco, según un comunicado saudí del miércoles.
Cualquier recomendación para reintegrar a Siria en la Liga Árabe, de 22 miembros, cuya próxima reunión se celebrará en mayo en Arabia Saudí, suscitará probablemente las protestas de las capitales occidentales.
Traicionados.
La rehabilitación de Siria envía "un mensaje a la oposición de que Assad triunfará al final y de que sus patrocinadores extranjeros les traicionarán", declaró Aron Lund, del think tank Century International, a la Agence France-Presse (AFP).
Los habitantes de Idlib, en el norte de Siria, controlada por la oposición, dijeron sentirse "traicionados" por las medidas de rehabilitación del gobierno de Assad.
"Nosotros, la gente que vive en el norte de Siria, nos sentimos muy traicionados cuando nos enteramos de la normalización con Assad", dijo a la AFP Rama Sifu, de 32 años, que vive en Idlib.
"No podemos aceptar que, después de 12 años de lucha y revolución, nos digan ahora que nos ofrecen de nuevo un asiento en la Liga Árabe. Esta situación es decepcionante y nos deja sentir defraudados".
Pero a última hora del jueves, el primer ministro de Qatar -opositor al gobierno de Assad- echó agua fría a las conversaciones sobre el posible regreso de Siria a la Liga Árabe, afirmando que no era posible sin una solución política.
"No hay nada propuesto, todo son especulaciones", declaró el jeque Mohammed bin Abdulrahman bin Jassim Al-Thani en una entrevista televisiva.
La reunión de Jeddah es una de las numerosas iniciativas emprendidas tras el histórico anuncio realizado por Arabia Saudí e Irán el 10 de marzo, con la mediación de China, de que reanudarían sus relaciones, siete años después de una agria ruptura.
También el viernes, se puso en marcha un intercambio de casi 900 prisioneros de la guerra civil de Yemen entre los rebeldes Houthi, apoyados por Irán, y una coalición liderada por Arabia Saudí, cuando los vuelos con cautivos viajaron entre las zonas controladas por los rebeldes y las controladas por el gobierno.
El embajador saudí en Yemen mantuvo esta semana conversaciones con las fuerzas Houthi con el objetivo de poner fin a la devastadora guerra civil que asola el país desde que comenzó la intervención militar liderada por Arabia Saudí en 2015.
Superar las diferencias del Golfo.
Y a última hora del miércoles, Qatar, rico en gas, y su vecino del Golfo, Bahréin, acordaron restablecer relaciones, dejando de lado una larga disputa diplomática.
Arabia Saudí, el mayor exportador de petróleo del mundo, e Irán llevan mucho tiempo disputándose la influencia en la región, con Yemen, y antes Siria, entre sus conflictos indirectos.
Pero los analistas afirman que Arabia Saudí intenta ahora calmar la región para poder centrarse en ambiciosos proyectos nacionales destinados a diversificar su economía, dependiente de la energía.
Aunque la Liga Árabe toma las decisiones por consenso, es poco probable que se llegue a un acuerdo unánime, dijo un diplomático con sede en Riad que declinó ser identificado.
"La reunión pretende superar en la medida de lo posible las diferencias del Golfo sobre Siria", declaró el diplomático a la AFP, señalando a Qatar.
"Los saudíes intentan al menos que Qatar no se oponga al regreso de Siria a la Liga Árabe si la cuestión se somete a votación", añadió el diplomático.