Los manifestantes iraquíes han vuelto a romper las barricadas de hormigón que conducen a la Zona Verde de Bagdad en una muestra de apoyo al influyente líder chiíta, Muqtada al-Sadr, días después de que asaltaran el Parlamento y suspendieran una sesión para nombrar a un nuevo primer ministro.
El sábado por la mañana, los manifestantes derribaron y treparon por encima de las grandes barreras de hormigón que rodean la zona que acordona los edificios gubernamentales y las embajadas extranjeras, abriéndose paso a lo largo de la carretera.
"Todo el pueblo está contigo, Sayyid Muqtada", coreaban los manifestantes, utilizando su título de descendiente del profeta Mahoma.
Mahmoud Abdelwahed, de Al Jazeera, informando desde Bagdad, dijo que no estaba claro si las fuerzas de seguridad darían marcha atrás y dejarían entrar a los manifestantes como hicieron el miércoles, cuando una gran multitud ocupó el edificio del parlamento.
Los manifestantes se oponen a la candidatura de Mohammed Shia al-Sudani, ex ministro y ex gobernador provincial, que es el elegido por el Marco de Coordinación proiraní para el puesto de primer ministro.
El bloque de Al-Sadr salió de las elecciones de octubre como la mayor facción parlamentaria, pero aún así quedó muy lejos de la mayoría.
Diez meses después, persiste el estancamiento en el establecimiento de un nuevo gobierno, el periodo más largo desde que la invasión de Estados Unidos en 2003 restableció el orden político en este país rico en petróleo.
Estaba previsto que el sábado se celebrara una votación en la que se designaría a al-Sudani como primer ministro, pero la sesión se suspendió tras los acontecimientos del miércoles.
Abdelwahed dijo que los manifestantes volvieron a reunirse el sábado porque no confiaban en que el Parlamento no siguiera adelante con la votación. "Dicen que el hecho de que se haya suspendido la sesión no significa que no se pueda seguir votando a puerta cerrada", dijo.
"Estamos aquí por una revolución", dijo el manifestante Haydar al-Lami.
"No queremos a los corruptos, no queremos que vuelvan los que han estado en el poder desde 2003, sólo nos han hecho daño"
Aunque la alianza de al-Sadr fue la que más escaños obtuvo en las elecciones parlamentarias de octubre, los partidos políticos en disputa no lograron alcanzar la mayoría de dos tercios necesaria para elegir a un presidente, un paso importante antes de poder elegir a un primer ministro.
Tras el estancamiento de las negociaciones, al-Sadr retiró su bloque del parlamento y anunció que abandonaba las conversaciones para formar gobierno.
La movilización de masas es una estrategia muy utilizada por Al Sadr, una figura mercurial que se ha convertido en una fuerza poderosa con un programa nacionalista y antiiraní.
La irrupción del miércoles en el Parlamento se produjo después de que el rival político de al-Sadr, apoyado por Teherán, el ex primer ministro Nouri al-Maliki, nombrara a un político proiraní como nuevo líder de Irak.
Por convención, el puesto de primer ministro recae en un líder de la mayoría chiíta de Irak.