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El gobierno afgano, dirigido por los talibanes, reiteró el sábado su apoyo a la flagelación pública después de que la reintroducción de este castigo provocara una protesta internacional.


Las autoridades afganas de facto condenaron una reciente declaración de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas y de algunos diplomáticos occidentales sobre la flagelación pública masiva.


En un comunicado, el principal portavoz del gobierno talibán, Zabihullah Mujahid, dijo que calificar la flagelación del Código Penal Islámico de "acto inhumano y cruel" es una falta de respeto al Islam y una violación de los principios internacionales.


"Los países y las organizaciones no deben permitir que la gente haga declaraciones irresponsables y provocativas en su nombre sobre la bendita religión del Islam", añadió Mujahid.


Desde que volvieron al poder el año pasado, los talibanes han iniciado la reanudación gradual de su estricta interpretación del Islam. El grupo también ha recortado los derechos humanos y ha impuesto restricciones a las mujeres, como impedir que las adolescentes reciban educación.


El miércoles, los talibanes castigaron a 14 convictos con la flagelación en un estadio deportivo de la provincia de Logar, mientras cientos de personas asistían al acto.


Durante el primer gobierno talibán, de 1996 a 2001, también se llevaron a cabo flagelaciones, amputaciones o lapidaciones en público.